Belén:¿Creías
desde pequeña que ibas a ser hija de la caridad ?
Belén:¿Cómo
descubriste tu vocación?
¿Desde
que edad?
Sor
Irene: Mi vocación la fui descubriendo poco a poco.
Comenzó
cuando yo tenía 14 años y me apunté a la catequesis de
confirmación. Y para recibir esas catequesis entré en una
asociación cristiana llamada Juventudes Marianas Vicencianas “JMV”
aquí conocí a muchos buenos amigos y amigas y además fui
conociendo la vida del señor Jesús . Su evangelio.
Además
también empecé a conocer a las hijas de la caridad que estaban en
una residencia de ancianas .
Yo
las veía y las veía felices. Me llamaba la atención.
También
empecé a ir a la residencia y ayudaba a las ancianas a pasear,
hablaba con ellas y a veces ayudaba a dar de comer. Esto me hacía
sentirme bien y poco a poco fue llenando mi vida.
Con
15 años me confirmé y el obispo me hizo una pregunta “Irene, si
dios te llamara, ¿tú que le dirías? “
Y
yo le dije:” Si me llamara, pues le digo que sí”.
Esta
pregunta la fui acompañando a lo largo de mi juventud.
Yo
salía con chicos, pero esta pregunta seguía estando en mi cabeza.
Además tenía contacto con las ancianas, me hacía sentir, que el
Señor quería algo más de mí. Había algo que me dejaba inquieta.
Cuando
cumplí 19 años me fui a vivir a Granada (Yo soy de Ceuta) y allí
estudie Trabajo Social.
En
Granda hice un voluntariado en un comedor social para personas que
viven en la calle y allí iba yo una vez a la semana por la noche a
dar de cenar.
Todavía
recuerdo a Alexandro , un hombre italiano que cada vez que me veía
luego en la calle , me llamaba para charlar y hablar conmigo. Nos
hicimos amigos.
Me
contó su vida y cómo llegó a acabar viviendo en la calle. Todavía
me acuerdo.
Son
cosas que no se pueden olvidar.
Así
yo iba viendo que el señor me necesitaba.
Yo
seguía yendo a la catequesis en Granada y también los domingos iba
a una residencia de ancianas y allí les ayudaba a darles de comer.
Aparte
yo tenía mis amistades de la universidad y salíamos.
Pero
ayudar a los que me necesitaban me aportaba mucho a mi vida, me hacía
sentirme bien, me llenaba y daba un sentido a mi vida .
Además
también iba sintiendo como la oración que yo hacía me iba viniendo
más a Dios y sentí que él me quería para él, para que llevara a
todos el amor de Dios y ayudara a ser a la gente un poquito más
felices.
Así
que cuando terminé la carrera con 22 años, decidí intentarlo y
probar a ver si el señor me quería como hija de la caridad. Así
pedir entrar en la compañía de las hijas de la caridad y poco a
poco fui sintiendo que esta vida me llenaba y me hacía feliz.
Desde
entonces, ya llevo trece años siendo hermana y me siento muy feliz
siéndolo.
Belén:¿Te
arrepientes de la decisión que tomaste?¿Porque?
Sor
Irene: no, no me arrepiento. Porque siento que estoy donde creo que
estar, que es mi lugar en el mundo.
Todo
tenemos una misión en este vida, creo que la mía es estar con el
Señor, llevando el amor de dios a todos, en especial a los que más
lo necesita. Y ayudarlos a que salgan a delante, se premociones y así
ser más felices en la vida.
Una
vez mi profesor nos dijo: “El día que sepas lo que quieres se
serás más feliz”
Belén:
¿Qué es lo más fascinante de ser hija de la caridad?
Sor
Irene: Lo más fascinante de ser hija de la caridad es que me siento
privilegiada por ser lo que soy. Porque tengo la suerte de querer a
muchas personas y sentirme que me quieren a mí también.
Que
hacer el bien a los demás, es llevar el reino de dios.
Y
como no estoy sola , porque vivo en comunidad , pues aunque en la
vida halla también dificultades, pues me ayudan hermanas a
superarlo.
Belén:
¿Cómo reaccionaron tus padres cuando les dijiste que querías ser
hija de la caridad?
Sor
Irene: Mis padres no reaccionar muy mal. Pero al principio les costó
aceptarlo. Sobre todo que no estuviera entre ellos. Pues ellos
pensaban que cuando terminara la carrera, me iría a vivir de nuevo a
casa con mis padres.
Pero
no fue así.
También
hay mucha gente que se va a vivir a otra ciudad o por ejemplo hay
militares que los destinan a otros pueblos.
Así
que más o menos es igual.
Actualmente
mis padres están muy contentos y lo llevan bien. Yo los veo en
vacaciones y ellos también vienen a verme.