CLIMA DESÉRTICO
Un desierto es un bioma
que recibe pocas precipitaciones.
Tienen reputación de poseer poca vida,
pero eso depende de la clase de desierto; en muchos existe vida
abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad (matorral
xerófilo) y la fauna usualmente se esconde durante el día para
preservar humedad. El establecimiento de grupos sociales en los
desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a
las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman
la zona más extensa de la superficie terrestre: con más de 50
millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de ésta. De
este total, 53 % corresponden a desiertos cálidos y 47 % a
desiertos fríos.
Los procesos de erosión son factores de suma importancia en la
formación del paisaje desértico. Según el tipo y grado de erosión
que los vientos
eólicos y la radiación
solar han causado, los desiertos presentan diferentes tipos de
suelos:
desierto arenoso es aquel que está compuesto
principalmente por arena, que por acción de los vientos forma las
dunas,
desierto
pedregoso o
rocoso es aquel cuyo terreno está constituido
por rocas o guijarros (este tipo de desiertos suele denominarse con
la palabra árabe
hamada).
Los desiertos pueden contener valiosos depósitos minerales que
fueron formados en el ambiente árido, o fueron expuestos por la
erosión. En las zonas bajas se pueden formar salares.
Debido a la sequedad de los desiertos, son lugares ideales para la
preservación de artefactos humanos y fósiles.
También se define desierto como un lugar despoblado, no habitado
por humanos ni
apenas por ser vivo
alguno. Según esta definición, también son desiertos los situados
en climas más fríos, como el ártico
o la tundra.
Gran parte de todos los desiertos del mundo se ubican en zonas
caracterizadas por las altas presiones
constantes (ver: anticiclón),
condición que no favorece a la lluvia. Entre los desiertos de estas
zonas están: los desiertos del Sáhara
(el más extenso de la Tierra), Kalahari,
Namib y
del Ogaden en
África; los
desiertos Arenoso,
Victoria
en la mayor parte de Australia;
los desiertos de Gobi
(o Chamō), Kara Kum,
Takla Makán,
de Arabia,
Rub
Al Jalí, de
Siria, de
Judea, Sinaí-Néguev
en Asia, y los desiertos de Arizona-Sonora,
Mojave,
Atacama
(el más árido del planeta), de Sechura
y los Médanos
de Paraguaná
en América.
Gran parte de los desiertos se deben a su continentalidad, es
decir, su extrema distancia del mar: por ejemplo, el de Gobi y los
demás del Asia
Central. No llegan hasta ellos los vientos húmedos que provienen
de los océanos.
Los desiertos de las costas occidentales del sur de África y de
América del
Sur se ven afectados por la presencia de corrientes oceánicas
frías que provocan baja hidratación en la atmósfera.
Tipos de desierto[editar]
Desierto
de Atacama, Chile.
Desierto
del Sahara.
Desierto
de La Guajira, Colombia.
La mayoría de las clasificaciones radica en una combinación del
número de días de lluvia
por año, la cantidad pluviométrica anual, temperatura,
humedad y otros
factores. En 1953,
Peveril
Meigs dividió las regiones desérticas de la Tierra
en tres categorías, de acuerdo con el total de lluvia que reciben.
Por este sistema, hoy ampliamente aceptado, los terrenos
extremadamente áridos son los que tienen por lo menos 12 meses
consecutivos sin lluvia, los terrenos áridos tienen menos de 250
milímetros de lluvia
anual y los terrenos semiáridos tienen una media de precipitación
anual entre 250 y 500 milímetros. Los terrenos áridos y
extremadamente áridos son los desiertos, y los terrenos semiáridos,
cubiertos de gramíneas,
generalmente se llaman estepas.
Sin embargo, la aridez por sí sola no proporciona una descripción
exacta de lo que es un desierto. Por ejemplo, la ciudad de Phoenix,
en Arizona, recibe
menos de 250 mm de lluvia al año, y está clasificada
obviamente como desértica. Sin embargo, algunas regiones gélidas de
Alaska o de la
Antártida
también reciben menos de 250 mm de lluvia por año, sin embargo
para la percepción común no son desérticas (se trata en efecto de
desiertos fríos o
desiertos niveles: en ellos la vida
superior es muy difícil, pero la evapotranspiración y la
posibilidad de encontrar agua dulce es notoriamente mayor que en la
clásica noción de lo que es un desierto). Para definir más
concretamente un desierto, sea cálido o frío, uno de los parámetros
que se utilizan es el del promedio anual de precipitaciones: menos de
500 mm/año suponen una zona semiárida en donde existe mucho
estrés
hídrico (aunque éste se puede amortiguar si las temperaturas
son bajas, por debajo de los 15 °C promedio anual). Otra
definición ecológica de desierto es la de una zona que recibe igual
o menos de 100 mm/año de precipitaciones y sin la compensación
de ninguna otra fuente natural de agua
dulce.
Las diferencias de criterios residen en el fenómeno llamado
evapotranspiración.
La evapotranspiración es la combinación de pérdida de agua
por evaporación
atmosférica del agua del suelo, junto con la pérdida de agua
también en forma de vapor a través de los procesos vitales de las
plantas. El
potencial de evapotranspiración es, por lo tanto, la cantidad de
agua que se evapora en una región dada. La ciudad de Tucson,
en Arizona, recibe
unos 300 mm anuales de lluvia, sin embargo, pueden evaporarse
unos 2500 mm de agua en el periodo de un año. En otras
palabras, significa que casi ocho veces más agua podría evaporarse
en esta región de la que normalmente cae. Las tasas de
evapotranspiración en regiones de Alaska
son bastante más inferiores; entonces, aún recibiendo
precipitaciones mínimas, estas regiones distan mucho de la
definición básica de un desierto: un lugar donde la evaporación
supera el total de la precipitación pluviométrica.
Por tanto, existen diferentes formas de zonas desérticas. Los
desiertos fríos pueden estar cubiertos de nieve; estos lugares no
reciben mucha lluvia,
y la que cae permanece congelada como nieve
compacta. Estas áreas se llaman comúnmente tundra,
cuando en ellas existe una corta estación con temperaturas por
encima de cero grados Celsius
y florece algo de vegetación
en ese periodo; o regiones polares, si la temperatura permanece bajo
el punto de congelación durante todo el año, dejando el suelo
prácticamente sin formas de vida.
La mayoría de los desiertos no polares se forman porque reciben
poquísima agua. El agua tiende a refrescar o, por lo menos, a
moderar los efectos del clima en el que es abundante. En algunas
partes del mundo los desiertos surgen debido a la existencia de
«barreras» a la lluvia: cuando las masas de nubes descargan la
mayor parte de su humedad sobre una cadena de montañas, las áreas
que se encuentran más allá son áridas porque el aire apenas
contienen humedad.
Los desiertos también se clasifican por su localización
geográfica y patrón climático predominante, como vientos alisios,
latitudes medias, barreras anti-lluvias, costeros, de monzón, y
polares. Algunas áreas desérticas antiguas presentes en regiones
no-áridas forman los llamados paleodesiertos.
Desértico
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Clima desértico